En torno al lema “Mi luz en mi proyecto de vida”, se trabajó durante toda la jornada: Comenzaron identificando y agradeciendo a aquellas personas que han sido luz en sus vidas, que le han acompañado y guiado en momentos de oscuridad; luego reconociendo su propia luz, sus talentos, aquellas cualidades positivas que los hacen únicos. Finalizaron la jornada, visualizando su futuro, cómo compartirán la luz de cada uno en el mundo, asumiendo su responsabilidad y sus deseos de alcanzar el éxito.
El momento culmine de la jornada es la lectura de una carta escrita por sus familiares, para luego recibir a sus padres para vivir juntos una liturgia, donde cada estudiante recibe la bendición de ellos y con el signo de la vela encendida, se les invita a ser “Sal y Luz en el mundo”.
Contentos, esperanzados y agradecidos de cada anécdota y aprendizaje vivido en estos doce años, las lágrimas fueron aflorando tanto de los jóvenes como sus padres y familiares.